Entre Santiago y Guitiriz, nos encontramos con éste Restaurante, con su parking a rebosar de camiones. Vamos a comprobar si se cumple el dicho "donde veas camiones, para..."
Y ahí que me voy para adentro, un comedor muy iluminado, diáfano y enorme me recibe. Unas veinte mesas atendidas por... ¿una sóla persona? eso sí, apoyada de vez en cuando por otra... Uf, mucha tela que cortar no? Arriba tenéis la foto del pan, que no estaba mal, pero que en Galicia no pasaría de regular.
Después de calmar al camarero, para que no se apurase tanto (parecía que estaba haciendo footing por el comedor), cosa que me agradeció, pasé a la comida. De primero arroz caldoso con almejas y navajas. Una fuente de arroz, llena de almejas y con un par de navajas. Rico sabor, muy buen comienzo...
De segundo tenía pollo a la parrilla con chorizo criollo. Aproveché que tenía un asador enorme. En la foto se ve la piel churruscadita, la presentación desluce, ya me doy cuenta. Nunca tengo claro si un cocinero profesional debería sacar esto a la sala... Así que me decido probarlo y estaba muy bien asado. Todo un lujo. Aparto la piel y voilá!. Sólo quedaba el postre...
Una tarta de mousse de chocolate, que ellos llamaban mousse de chocolate a secas. Tenía una base finísima de bizcocho. Buen final, vamos resumiendo:
Aparcamiento enorme, pero lleno de camiones, atención esmerada que agradece que no tengas prisa, pago con tarjeta y muy buena comida. Hoy no ha fallado el dicho!
Hasta la próxima!
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